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T01E21 - Fake it until you make it
Hace unos años, cuando me adentré en el mundo del trabajo remoto, me encontraba lleno de expectativas y ambiciones. La idea de trabajar desde cualquier parte, sin las limitaciones de una oficina tradicional, incluso mientras viajaba, me parecía el sueño hecho realidad. Sin embargo, poco sabía que este camino traería consigo desafíos personales que nunca imaginé enfrentar.
Pasé por varios tipos de empresas: pequeñas, medianas y grandes, incluso statups. Pensé que tenía el juego dominado porque había estado en diferentes roles, en setups presenciales, híbridos y remotos, además de contar con muchos años de experiencia profesional.
En una ocasión, di con una oportunidad que me iba a permitir desempeñarme como contratista de una big tech europea, trabajando desde donde quisiera, sin la atadura de ser un empleado.
La emoción inicial rápidamente se transformó en una mezcla de ansiedad y duda. Me cuestionaba si realmente estaba capacitado para el trabajo. Cada vez que entregaba algo, un sentimiento de insuficiencia me invadía. A pesar de recibir comentarios positivos, no podía evitar sentir que no era lo suficientemente bueno.
Esta mentalidad de inseguridad terminó afectando mi rendimiento. Empecé entregarme a distracciones para evadir cosas que requerían otro nivel de enfoque y comunicación. Empecé a cometer errores que antes no cometía.
Un día, recibí un mensaje del líder de mi proyecto solicitando una video-llamada urgente. Sabía de qué se trataba. Por mi bajo rendimiento, habían decidido finalizar mi contrato. Me sentía fracasado, incapaz y completamente perdido.
Empecé a reflexionar acerca de un tema que había escuchado hace algún tiempo, el síndrome del impostor. Siempre me había sentido como uno de los más listos de cualquier equipo y ésta vez no vi venir cómo me estaba auto-saboteando.
Hoy en día me siento muy diferente. Puedo decir que ese despido fue una experiencia transformadora. Me dio no solo una gran dosis de humildad, sino también de auto-valoración. Me ayudó a entender que desde una postura de saberlo todo, se aprende y se crece muy poco. Aún más, desde la auto-crítica o la auto-indulgencia tampoco se llega a ningún lado.
Finalmente, lejos de buscar refugio en cualquier trabajo tradicional por desesperación, insistí en lo que yo quería hacer que era mantenerme trabajando a distancia e independiente de la ubicación. Abrí una compañía para ser más eficiente fiscalmente e implementé un modelo de trabajo llamado Empleado como Servicio, ofreciendo mis habilidades y experiencia a un nicho de problemas mucho más específico, para el cuál también estudié más a fondo los aspectos técnicos requeridos.